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Mongolia celebra un festival a -20 °C para mantener vivas las tradiciones
En Ulán Bator, la capital más fría del mundo, un festival único de cultura nómada, con música, yurtas e incluso tiro con arco, congrega a los mongoles urbanos, que desafían las temperaturas extremas para redescubrir sus tradiciones.
La primera edición de este evento, de siete días de duración, pretende impulsar el turismo durante los duros meses de invierno, en los que los termómetros pueden bajar hasta los -40 ºC en algunas regiones de Mongolia.
Aunque Ulán Bator goza esta semana de temperaturas más suaves (con mínimas en torno a los -20 ºC), los visitantes intentan escapar del mordaz viento entrando en unas tradicionales yurtas que representan las distintas provincias mongolas.
"No hay nada que me haya sorprendido totalmente (...) Simplemente es agradable redescubrir y refrescar nuestros conocimientos sobre nuestra cultura tradicional", afirma a AFP Darkhan Altantsetseg, residente en Ulán Bator.
"Es una bella manera de recordarnos lo rica que es nuestra cultura", añade.
Fuera de las yurtas, camellos y renos deambulan mientras los niños se lanzan por toboganes de hielo o se deslizan por una pista de hielo sobre trineos forrados de piel.
Varios arqueros y halconeros, ataviados con trajes tradicionales, demuestran sus habilidades.
- Música y cordero -
Cerca, una pequeña multitud se reúne entorno a un juego de shagai, en el que los jugadores lanzan un disco para tratar de golpear unos huesos colocados sobre una superficie helada.
A pesar de las gruesas paredes, el zumbido de los instrumentos musicales se escapa de las yurtas.
En una de ellas, un trío de mongoles de etnia kazaja, venidos de la provincia de Bayan-Ölgii -la más occidental del país-, tocan y cantan canciones mientras los visitantes toman té con leche.
"Cuando los habitantes de Ulán Bator entran en nuestra yurta, se quedan asombrados por lo lujosa y lo diferente que es de la mayoría de las otras yurtas mongolas", asegura Badein Huatbyek, músico, que destaca en particular la ausencia de columnas centrales en esta vivienda finamente decorada.
Él mismo se sorprendió al llegar a la capital.
"Me quedé asombrado al ver lo mucho que ha evolucionado la ciudad. La última vez que estuve aquí fue hace tres o cuatro años", explica.
Con el Año Nuevo lunar a la vuelta de la esquina, el 1 de marzo, muchas yurtas prepararon una mesa de banquete, con cordero asado y montones de galletas.
- Leche de yegua -
Dos ancianas, con gorros rojos y vestidos de vivos estampados, reparten airag (leche de yegua fermentada) antes de iniciar una danza tradicional del oeste de Mongolia.
Justo al lado, un percusionista utiliza huesos de oveja para marcar el ritmo, mientras un artista especializado en el canto gutural, típico de Mongolia, interpreta una oda a la naturaleza.
Muchos habitantes de Ulán Bator también se vistieron con atuendos tradicionales, engalanados con pieles y sedas, para recorrer los resbaladizos caminos del parque.
Según el Banco Mundial, una cuarta parte de los 3,4 millones de habitantes de Mongolia sigue llevando una vida nómada, pero cientos de miles de personas se asentaron en Ulán Bator en las dos últimas décadas.
Byambasure, economista especializado en agricultura que vino al festival con sus dos hijas, cuenta a AFP que su trabajo le lleva a menudo a trabajar en zonas rurales.
Pero "mis hijas nacieron y crecieron en Ulán Bator, así que no conocen bien nuestras tradiciones y nuestra cultura",
"Esta es una gran oportunidad para que aprendan. Estoy contento de haberlas traído aquí".
C.Rastoder--LiLuX