Tras un mes de guerra, más de la mitad de los sudaneses requieren ayuda humanitaria
Más de la mitad de los sudaneses requieren de ayuda humanitaria tras un mes de guerra entre el ejército y una fuerza paramilitar, que los esfuerzos diplomáticos internacionales no han podido detener, reveló la ONU el miércoles.
El mismo día, los combates hicieron temblar las casas de varios barrios de la capital Jartum, de donde se elevaba un espeso humo negro.
Tras un mes de combates que han dejado cerca de un millar de muertos, unos 840.000 desplazados y 220.000 refugiados, la ONU revisó al alza sus pedidos de financiamiento, al indicar que necesita 2.600 millones de dólares en ayuda para Sudán.
"Actualmente, 25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, necesita ayuda humanitaria y protección", declaró el responsable de asuntos humanitarios de la ONU, Ramesh Rajasingham.
Se necesitan cerca de 500 millones de dólares para ayudar a los refugiados en países vecinos.
- "Sinsentido" -
Antes del inicio de la guerra el 15 de abril entre el ejército del general Abdel Fatah al Burhan y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdane Daglo, un tercio de la población del país, de 45 millones, sufría de hambre.
Pero ahora los alimentos son cada vez más raros. En Jartum, una ciudad de cinco millones de habitantes, quienes no han huido están encerrados en sus casas, obligados a racionar y carentes de dinero porque los bancos están cerrados.
La industria agroalimentaria, debilitada después de 20 años de embargo bajo la dictadura de Omar al Bashir, depuesta en 2019, es bombardeada al igual que las casas, hospitales e instituciones en Jartum y otras ciudades.
La fábrica Samil, que producía "60% de los tratamientos alimenticios para niños con carencias nutricionales graves, según Unicef, fue convertida en humo.
La ayuda humanitaria ha sido saqueada. Médicos Sin Fronteras anunció que "hombres armados entraron el martes a su almacén de Jartum para saquear" al menos "dos vehículos repletos de suministros".
Pese al caos reinante en Jartum y la región de Darfur, fronteriza con Chad, donde los combates tribales y civiles armados se mezclan en los combates, las negociaciones por una tregua humanitaria parecen no avanzar.
"Debemos decir a esos generales que detengan este sinsentido", expresó el presidente de Kenia, William Ruto.
El miércoles, la agencia oficial sudanesa difundió por primera vez un video del general Burhan en medio de soldados exultantes frente a un edificio calcinado del cuartel general del ejército en Jartum.
Reunidos en Yedá, Arabia Saudita, los representantes de las partes en conflicto intentan trazar corredores humanitarios para dejar salir a los civiles e ingresar ayuda, pero sin avances.
- "¿Cómo obligarlos?" -
Ante ello, Michael Dunford, director regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA), afirmó que "es vital que los trabajadores humanitarios tengan acceso, recursos y garantías de seguridad para apoyar eficazmente a quienes dependen de ellos para sobrevivir".
También en Yedá, donde el viernes se celebra una cumbre de la Liga Árabe, los jefes diplomáticos de Egipto y Sudán, así como el jefe de la Liga Árabe, se mostraron favorables a un alto el fuego, pero no propusieron detalles.
Los países árabes se encuentran profundamente divididos sobre Sudán: Egipto es aliado del general Burhan, Emiratos Árabes Unidos apoya al general Daglo y Arabia Saudita tiene vínculos con ambos bandos.
Mientras continúan los esfuerzos diplomáticos, países vecinos temen un contagio del conflicto.
Según el Rift Valley Institute, "es difícil imaginar cómo los dos generales podrán ser obligados a cesar la violencia".
Los generales, convertidos en rivales tras lanzar juntos el golpe de Estado de octubre de 2021, "ven la existencia del otro como una amenaza", indicó el centro de estudios en un informe.
Detrás de esta guerra, según los expertos, está también la competencia entre poblaciones que históricamente monopolizan el poder y los recursos y los sectores más marginados de este mosaico étnico.
"Si el conflicto se extiende, habrá cada vez mayor riesgo de que los actores externos se vean envueltos", agregó el Rift Valley Institute.
Mientras tanto, Sudán y sus minas de oro se han convertido en un destino codiciado por mercenarios y combatientes extranjeros.
J.Kayser--LiLuX