El fiasco de Tsipras y la izquierda radical griega
"Un shock doloroso". Las legislativas griegas del domingo fueron un varapalo para Syriza, el partido del ex primer ministro Alexis Tsipras que en 2015 tuvo que ceder a los acreedores del país y aplicar una política económica de austeridad.
Con el gesto duro, el líder de lo que fue la esperanza de la izquierda radical en Europa reconoció este martes que su partido sufrió un "doloroso" golpe en los comicios, donde obtuvo un 20% de los votos, la mitad que los conservadores de Nueva Democracia, en el poder.
"No tengo ninguna razón para esconder que el resultado de las elecciones ha sido para nosotros un shock (...) inesperado y doloroso", afirmó al pie del palacio de la presidencia de la República, en el centro de Atenas.
Tal como estipula la Constitución griega, Tsipras acababa de recibir mandato para intentar articular una alianza de gobierno, una gestión que rechazó asumir y que, si tampoco fructifica con otros líderes, conducirá al país a unos nuevos comicios, muy probablemete el 25 de junio.
El varapalo fue mayúsculo para Syriza, que sólo ganó en una circunscripción frente a la Nueva Democracia del primer ministro saliente y candidato a gobernar otros cuatro años, Kyriakos Mitsotakis, que rozó la mayoría absoluta.
En comparación con las anteriores legislativas de julio de 2019, ganadas por Nueva Democracia, Syriza perdió 11,5 puntos.
- "Un combate difícil" -
Ante esta debacle, numerosos observadores se preguntan si Tsipras, de 48 años de edad y al frente del partido desde hace 15, seguirá al mando de Syriza.
Sin embargo, el interesado dijo que no tirará la toalla. "No abandonaré (...) en medio de un combate difícil", prometió este martes.
Admirado por su capacidad oratoria, Alexis Tsipras no supo seducir a los electores jóvenes.
"Syriza hizo una campaña problemática", dijo el analista político Panagiotis Koustenis al canal público ERT.
Pese a un discurso dirigido a la juventud, Syriza sólo captó un 28,8% de los votos en la franja de 17 a 24 años, frente al 31,5% que logró la derecha, según una encuesta a boca de urna.
En los últimos días de campaña, Tsipras fue también muy criticado por hacer un guiño a los simpatizantes del partido neonazi Amanecer Dorado, "huérfanos" tras la ilegalización del mismo por ser considerado una organización criminal.
Pero más ampliamente, el problema de Syriza está en su base electoral, incide Gerasimos Moschinas, profesor de política comparada en la universidad Panteion de Atenas.
"Syriza era una coalición de gente enfadada: enfadada con sus finanzas personales, enfadada con las instituciones", dijo el profesor la noche del domingo.
"Pero tal como puede verse a nivel internacional, los enfadados no dan para una mayoría", apuntó Moschinas.
- Traición -
Los votantes de izquierdas no le perdonaron nunca a Tsipras el giro de 180 grados que dio en 2015, cuando era primer ministro de un país en pleno marasmo financiero y sujeto a un exigente mecanismo de rescate de sus acreedores, reunidos en la llamada troika (Unión Europea, FMI y Banco Central Europeo).
Durante seis meses mantuvo el pulso a sus socios, con su promesa de poner fin a una política de austeridad que se había traducido ya en caídas de salarios, subidas de impuestos y recortes de personal en los servicios públicos.
Pero en julio de 2015, apenas una semana después de ganar un referendo convocado precisamente contra la política de austeridad dictada por los acreedores, Tsipras se dio la vuelta y aceptó mantener dicha política a cambio de asistencia financiera.
Otro fiasco en las legislativas de este domingo fue el de Yanis Varoufakis, ex aliado de Tsipras y ex ministro de Finanzas.
Su movimiento, MeRa25, no logró mantenerse en el Parlamento al no alcanzar un resultado superior al umbral del 3%.
D.Rueter--LiLuX