Pedro Sánchez afronta en España un test electoral de gran calibre
El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, afronta el domingo unas elecciones municipales y regionales que, a seis meses de las legislativas nacionales, servirán para medir sus posibilidades de seguir en el poder.
Como jefe del ejecutivo desde 2018, Sánchez, que gobierna en coalición con el partido de izquierda radical Podemos, se juega mucho.
De las 12 regiones (de un total de 17) que elegirán su asamblea y, por tanto, su gobierno, 10 están dirigidas por su partido, ya sea directamente o como parte de una coalición.
Con enormes competencias, especialmente en sanidad y educación, las regiones gobernadas por el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) fueron valiosas aliadas de Sánchez en los últimos años, especialmente durante la crisis del Covid-19.
Pero se espera que los comicios del domingo supongan "un giro a la derecha", cuya "intensidad" podría condicionar el resultado de las próximas elecciones generales, según Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid.
Aún no se ha fijado la fecha exacta de estas elecciones legislativas nacionales, pero deben celebrarse antes de fin de año.
Al frente de los sondeos desde hace varios meses a nivel nacional, el Partido Popular, primera formación de la derecha y de la oposición, ha hecho de estos comicios locales un plebiscito sobre y contra Sánchez.
"Quedan cinco días para votar", recordó el martes en Twitter su líder, Alberto Núñez Feijóo, y sólo uniendo el voto en torno al Partido Popular "empezaremos a pasar página del 'sanchismo'", añadió, usando el término con el que se refiere a la ideología del jefe del gobierno.
- El peso de Vox -
Ayudado por la práctica extinción del partido de centro-derecha Ciudadanos, el PP espera arrebatarle a la izquierda hasta seis de las regiones que dirige y fortalecerse en su bastión de Madrid, la región más rica del país, dirigida por la muy conservadora Isabel Díaz Ayuso.
Según los últimos sondeos, tiene posibilidades en cuatro de ellas: La Rioja y Aragón, en el norte, Baleares y la Comunidad Valenciana, en el este.
Pero siempre con el imprescindible apoyo del partido de extrema derecha Vox, un arma de doble filo.
El PP ya gobierna con Vox en la región rural de Castilla y León desde el año pasado, pero periódicamente se ve avergonzado por las posturas adoptadas por su aliado ultranacionalista, sobre todo en materia de aborto.
El partido de extrema derecha está "decidido a entrar en el máximo de gobiernos regionales" posibles, pero el PP preferiría "minimizar la presencia de Vox en los ejecutivos regionales para evitar situaciones polémicas que pudieran alejar al partido del centro y desmovilizar potencialmente a los votantes" en las elecciones nacionales, estimó Antonio Barroso, analista de la consultora Teneo.
- ¿Resistirá la izquierda? -
Según Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza, este "dilema" está afectando ya a Feijóo, que suscitó "una enorme expectativa" a su llegada al frente del PP, hace más de un año, con "una imagen de moderado, de consenso" y que ahora "no sabe qué estrategia tomar" con Vox.
Con un buen balance económico y unas medidas contra la inflación que parecen haber surtido efecto, Sánchez intenta movilizar a la izquierda ante el riesgo que supone Vox y lleva semanas haciendo anuncios por toda España en materia de vivienda y sanidad pública.
"Los datos económicos son buenos" y "la ciudadanía no tiene una percepción tan apocalíptica como la que puede tener la derecha" sobre la situación económica del país, cree Monge, considerando que "las izquierdas resisten mejor de lo que se pensaba".
Esta capacidad de resistencia será un elemento a tener en cuenta de cara a las legislativas, porque "si no hay una mayoría absoluta muy clara de PP y Vox, los partidos nacionalistas y regionalistas están más inclinados a pactar con la izquierda que con la derecha" y ésta podría acabar formando gobierno en un parlamento fragmentado, sostuvo Pablo Simón.
Y.Erpelding--LiLuX