La vida y la muerte pesan sobre los soldados de la defensa antiaérea ucraniana
El comandante del equipo de defensa aérea de Kiev sabe lo que está en juego cada vez que aparece un misil o un dron en su radar: si fallan, alguien podría morir.
Un duro ejemplo se dio cuando el equipo derribó un misil crucero ruso y en los escombros se reveló que llevaba una ojiva de casi media tonelada, la cual no llegó a explotar.
"Mucho depende de mí y de mi equipo para asegurarle a la gente que puede dormir en paz", declaró a AFP el comandante, conocido con el alias de Atlas.
Las sirenas de alerta antiaérea y el estruendo de las explosiones han resonado repetidamente en mayo al amanecer en Kiev, con la intensificación de los ataques aéreos rusos.
Pero las fuerzas ucranianas, respaldadas por sistemas de defensa aérea occidentales, han reportado recientemente el derribo de la mayoría de los proyectiles mortales.
Atlas, quien pidió ser identificado solo por su alias, dijo que la situación es muy distinta de hace un año.
Se unió al servicio poco después de la invasión rusa y dijo sentirse impotente usando las máquinas militares antiguas cuando los misiles y drones volaban hacia Ucrania.
"Yo solo veo puntos en la pantalla, pero luego, cuando desaparecen, sé que algo malo pasó y probablemente lo voy a leer en las noticias", dijo.
Las cosas comenzaron a cambiar con un entrenamiento muy acelerado, de un mes en lugar de cuatro, con el sistema de defensa aérea Crotale brindado por Francia.
Su equipo derribó su primer blanco, un dron explosivo Shahed, la madrugada del 2 de enero, lo que desató gritos de entusiasmo entre ellos.
"Pero inmediatamente nos serenamos y entendimos que teníamos que seguir muy concentrados. Podemos celebrar después", recordó el hombre de 37 años.
- Seguir de cacería -
Asegura que han frenado más de 10 ataques desde su primer derribo, pero no alcanzan a todos.
"Son momentos muy dolorosos", comenta sobre los fallos.
"Vimos un blanco pero logró pasar porque algo no funcionó bien", dijo. Y las andanadas continúan.
Justo el jueves, Ucrania reportó el derribo de un ataque entero de 36 drones Shahed.
Pero al día siguiente, un misil ruso acertó una instalación médica en la ciudad central ucraniana de Dnipró, donde mató a una persona e hirió a 23.
"No creo que sea algo a lo que la gente deba acostumbrarse. Pero esto es la realidad, nosotros y estas personas hemos vivido con eso por más de un año ya", expresó Atlas.
Ucrania también dice haber derribado varios misiles Kinzhal (Daga), que el presidente ruso Vladimir Putin calificó como "invencibles", dado que su velocidad le permite traspasar la mayoría de los sistemas de defensa aérea.
Ucrania asegura que derribó uno de esos misiles rusos por primera vez a inicios de mayo con un sistema antiaéreo estadounidense Patriot, que Kiev recibió en abril.
Pero incluso el derribo de los misiles no elimina su peligro mortal. Sus escombros y ojivas pueden causar mucha destrucción cuando caen al suelo.
Atlas dice que su equipo intenta anticipar dónde caerán los escombros cuando se preparan para disparar a un objetivo.
"A veces dejamos que se nos acerque para estar seguros de que los restos no caerán sobre poblados o algo así. Eso puede ocurrir y es muy peligroso", agregó.
También enfrentan a un enemigo que se adapta a lo que hacen las fuerzas ucranianas.
Por ejemplo, si el equipo de Atlas derriba un misil, a veces se viene un "período de silencio".
"Entendemos que ellos saben que estamos allí y debemos cambiar de posición para comenzar a cazarlos de nuevo", indicó.
G.Muller--LiLuX