¿Puede el motín de Wagner resultar beneficioso para los ucranianos?
La rebelión del grupo mercenario Wagner, abortada en Rusia, creó confusión y debilitó la imagen del presidente ruso Vladimir Putin y de sus jefes militares, y esto podría tener un impacto, al menos psicológico, en el curso de la guerra en Ucrania, según varios analistas.
Desde un punto de vista táctico, las consecuencias inmediatas de este episodio en el conflicto siguen siendo inciertas, pues Wagner ya no juega ningún verdadero papel en el escenario ucraniano, apuntó Rob Lee, del Foreign Policy Research Institute.
"Las fuerzas de Wagner fueron reemplazadas entre finales de mayo y mediados de junio en Bajmut [en el este de Ucrania, donde los mercenarios combatieron durante muchos meses], y no creo que actualmente estén en el frente", indicó el experto en Twitter, recordando que "Wagner es una fuerza de asalto, no una fuerza defensiva", algo que los rusos necesitan para bloquear la contraofensiva de los ucranianos.
En cambio, la maniobra del jefe del grupo paramilitar, Yevgueni Prigozhin, "desafió directamente a la autoridad de Putin" y "muestra verdaderas fisuras" al más alto nivel del Estado ruso, consideró el domingo el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken.
"Este episodio debilita la credibilidad de Putin, que se mostró en plena crisis de pánico en televisión" el sábado, subrayó William Alberque, del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos (IISS).
"Todo el mundo en Moscú se pregunta: 'si era una insurrección de 5 minutos, ¿por qué el presidente habló de guerra civil?'", señaló, agregando además que "por otro lado, si Prigozhin sigue vivo, todos los actores rusos de la seguridad se sentirán en una posición de impunidad" frente al poder.
Durante una alocada aventura de 24 horas que llevó a sus milicias a menos de 400 km de Moscú, el jefe de Wagner retó directamente a la autoridad del presidente ruso, antes de dar marcha atrás, retirar a sus efectivos y que se anunciara su marcha hacia la vecina Bielorrusia.
Su columna, sin embargo, logró avanzar varios cientos de kilómetros sin grandes contratiempos, derribando a su paso media docena de helicópteros y un avión militar ruso.
- Golpe a la moral -
Antes de su retirada, los paramilitares se apoderaron temporalmente del cuartel general del ejército ruso en Rostov (suroeste de Rusia), desde donde se coordinan las operaciones en Ucrania. Un desaire para los dos archienemigos del Prigozhin, el ministro de Defensa Serguéi Shoigu y el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov, a quienes el jefe de Wagner acusa de haber abandonado a sus combatientes en el frente ucraniano.
El sábado, la confusión reinante en territorio ruso fue calificada por el gobierno ucraniano de "ventana de oportunidad", pues sus tropas están involucradas en una ofensiva para desalojar a las fuerzas rusas que ocupan parte del sur y del este del país.
Y el domingo, Rusia afirmó que había repelido varios asaltos ucranianos.
Pero, según expertos, es muy probable que la sublevación haya asestado un golpe a la moral de las tropas rusas desplegadas en Ucrania.
"La ira contra los dirigentes rusos no es patrimonio exclusivo de Wagner, la rabia de Prigozhin contra la élite podría propagarse por el ejército ruso", apuntó en la revista Foreign Policy Lucian Kim, del centro de reflexión estadounidense Wilson.
Por su parte, Pierre Razoux, director académico de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES), estimó que es "seguro" que la rebelión haya afectado "a la moral rusa". "Del lado ucraniano, quizá hubiera una oportunidad para avanzar en el frente, o en cualquier caso, ganar posiciones", añadió.
En cambio, matizó, "también habrá que garantizar la seguridad en la frontera bielorrusa, porque no están a salvo de un golpe a traición. Si 15.000 hombres de Wagner llegan desde Bielourrusia, pueden causar daños. Quizá sea eso lo que Prigozhin negoció con Putin".
R.Schiltz--LiLuX