La historia se repite en la región sudanesa de Darfur, y con ella los "crímenes de guerra"
"Quemaron todas las casas del barrio y mataron a mi hermano delante de mí". Tras huir de la extensa región sudanesa de Darfur, Inaam relata el infierno de una nueva guerra que le trae recuerdos dolorosos.
A finales de abril, tras diez días de combates en la capital de Sudán, Jartum, entre los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y el ejército regular, los primeros, aliados de las tribus árabes, atacaron El Geneina, la capital de Darfur Occidental.
Inaam estuvo escondida varias semanas antes de huir al vecino Chad "dando grandes rodeos entre cadáveres y disparos, para evitar a los combatientes de las FAR o a las tribus árabes", cuenta a AFP bajo pseudónimo esta defensora de los derechos humanos.
En cada retén entre El Geneina y la localidad de Adré, ya en Chad, "los combatientes de las milicias árabes nos preguntaron por nuestro apellido y nuestra tribu", abunda Mohammed, que también habla bajo pseudónimo. Y en función de las respuestas, "algunos fueron ejecutados".
"Se ha despertado un viejo conflicto: muchos árabes son aliados de las FAR y atacan a los masalit", explica, mientras que "el ejército apoya a la tribu de los masalit desde el inicio de la guerra" en Sudán a mediados de abril.
Los masalit son una de las grandes etnias no árabes de Darfur, al igual que los fur (que dan nombre a esta vasta región), los zaghawa y los bideyat.
Allí viven también varias tribus árabes, entre ellas, los rizeigat, a la que pertenece el general Mohamed Hamdan Daglo, el jefe de los paramilitares.
En Darfur, una región tan grande como Francia, donde vive una cuarta parte de la población sudanesa, la violencia nunca cesó realmente.
Una semana antes del inicio de la guerra entre el ejército regular y los paramilitares el 15 de abril, al menos 24 personas murieron en enfrentamientos tribales entre ganaderos y agricultores en Darfur Occidental.
En 2003, el entonces dictador Omar al Bashir envió a sus milicias árabes, conocidas como los yanyauids, contra las etnias no árabes de Darfur. El conflicto dejó 300.000 muertos y cerca de 2,5 millones de refugiados.
Contra el otrora hombre fuerte del país, actualmente condenado en su país por corrupción, pesa aún una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) por "crímenes de guerra".
El más conocido de los líderes de los yanyauids, Daglo, fue luego promovido a general, y hasta la reciente guerra, fue el número dos del general Abdel Fatah al Burhan tras el golpe que dieron en 2021 en Jartum.
La guerra de Daglo contra Al Burhan, jefe del ejército regular, ha causado al menos 3.000 muertos y obligado a desplazarse a 2,5 millones de personas.
Barrios enteros de Jartum han sido arrasados por los combates y la violencia es aún peor en Darfur.
Para sus habitantes, sin internet, electricidad ni teléfono, la historia se repite. La violencia que están sufriendo podría constituir de nuevo "crímenes contra la humanidad", según la ONU.
- Francotiradores -
"Al menos 1.100 personas han muerto" en El Geneina, de acuerdo con datos de Naciones Unidas.
El sultanato de los masalit, al frente de esta etnia, establece un balance más alto, de "más de 5.000 muertos, al menos 8.000 heridos y un millar de casas incendiadas", entre el 24 de abril y el 12 de junio.
La dirección de la etnia denuncia que se están cometiendo "los peores crímenes contra la humanidad: asesinatos, limpieza étnica, saqueos", con "francotiradores en los tejados, policías enrolados en las FAR y un Estado totalmente ausente".
El refugiado Mohammad lo confirma: "A buscar agua van sólo las mujeres, porque los francotiradores atacan a todos los hombres".
"Las FAR y los árabes han matado, saqueado e incendiado", añade en declaraciones a AFP un mandatario tribal que pide anonimato, y denuncia "ataques incesantes a la casa del sultán de los masalit".
El hermano mayor del sultán, Tareq Bahreddin, murió a mediados de junio, al igual que varios dignatarios tribales o activistas conocidos, en muchos casos en sus casas, según el colegio de abogados de Darfur Occidental.
Otro asesinato que causó revuelo, el 14 de junio, fue el del gobernador masalit Khamis Abdallah Abakar, que acababa de acusar en televisión a los paramilitares de "genocidio".
El ejército y la ONU señalaron por el crimen a los paramilitares, que a su vez lo negaron y dijeron que el gobernador fue víctima de "un viejo conflicto tribal".
El general paramilitar Abderrahman Gumma Barakallah acusó a su vez al ejército regular de haber entregado armas a las tribus aringa y masalit.
- "Violaciones, asesinatos, limpieza étnica" -
Ibrahim Issa logró al fin "salir del infierno" de El Geneina. "Esta guerra a reavivado los recuerdos de 2003 y 2004, cuando te mataban por tu pertenencia étnica", cuenta a AFP este profesor refugiado en Chad.
Según Mohammed, el conflicto "empezó como algo entre el ejército y las FAR, pero ahora estamos más bien en la guerra civil y el genocidio. Hay comunidades especialmente atacadas, como en la guerra anterior".
Médicos refugiados en Chad cuentan que cientos de heridos en Darfur no fueron alcanzados por balas perdidas como en Jartum, sino que fueron blanco deliberado de ataques.
Amnistía Internacional ve "similitudes preocupantes con los crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad perpetrados en Darfur desde 2003", lo mismo que Estados Unidos, que ve en la situación actual un "siniestro recordatorio" del "genocidio".
Otro fenómeno despierta fantasmas: los relatos de violaciones se multiplican.
Médicos Sin Fronteras (MSF) cuenta la historia de Soadd, de 15 años, violada "por seis hombres armados en un autobús", según su hermana Salma, de 18 años, cuando huían de El Geneina.
La consejera especial de la ONU para la prevención de genocidios Alice Nderitu teme una "nueva campaña de violaciones, asesinatos y limpieza étnica".
- "Reunir pruebas" -
En previsión de futuros procesos judiciales, "los activistas deben reunir pruebas: hacen falta descripciones detalladas de testigos y pruebas sobre el mando o los autores" de los abusos, señala la abogada de derecho internacional humanitario Emma DiNapoli.
La CPI ya investiga los crímenes cometidos en Darfur desde principios de los años 2000 "sin que haya fecha prevista de cierre", explica la abogada.
Jartum nunca ha entregado a los acusados por la guerra de 2003 a la corte internacional. Algunos incluso se evadieron de prisión en abril. Y un tribunal generalmente no se pronuncia sobre una guerra en curso.
Y.Theisen--LiLuX