Cataluña, un desafío para la derecha española
La derecha, en el poder en España durante la tentativa de secesión de Cataluña en 2017, trata de recuperar terreno con un discurso más abierto en esa región clave, pero su eventual victoria en las elecciones legislativas del 23 de julio podría reavivar las tensiones.
"Quiero ser el presidente de todos los españoles y el presidente, también, de todos los catalanes", aseguró el jueves en su tercera visita a la región en diez días el conservador Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (PP, derecha), favorito en los sondeos frente al jefe de gobierno saliente, el socialista Pedro Sánchez.
Cataluña, una comunidad de 7,8 millones de habitantes y uno de los motores económicos de España, decidirá 48 de los 350 escaños del Congreso de los Diputados.
El margen de mejora del PP, que solo obtuvo aquí dos escaños en las últimas legislativas, es significativo, pese a ser una fuerza marginal en esta región gobernada actualmente por los separatistas de Izquierda Republicana de Cataluña (ERC).
"Si obtengo la Presidencia, a los independentistas les diré que estoy dispuesto a hablar, pero dentro de la Constitución", indicó Feijóo en el diario El Mundo, mostrando un tono más dialogante que el PP de los últimos años.
Durante el último Ejecutivo conservador, de Mariano Rajoy (2011-2018), el gobierno independentista catalán de Carles Puigdemont llevó al máximo su desafío soberanista con un referéndum de autodeterminación, prohibido por la justicia, y una efímera declaración unilateral de independencia en 2017.
Madrid intervino entonces su autonomía y los líderes separatistas fueron detenidos o escaparon al extranjero en una de las crisis políticas más graves en España desde el fin de la dictadura franquista en 1975.
- Contenedores ardiendo -
Sánchez, que llegó al poder al año siguiente, reivindica una mejora de la convivencia en Cataluña gracias a su apuesta por el diálogo y a "decisiones arriesgadas" como los indultos otorgados en 2021 a los nueve líderes independentistas en prisión. Una medida denunciada por la derecha como una concesión inaceptable a los separatistas.
"Nos encontramos un país quebrado. Hasta 2019 veíamos contenedores ardiendo en Barcelona y hoy tenemos un conflicto encauzado", defendió recientemente Sánchez en el eldiario.es.
En caso de llegar al poder, Feijóo ya anunció que recuperará el delito de sedición, derogado el año pasado durante una controvertida reforma del código penal impulsada por el gobierno progresista, y tipificará el delito de referéndum ilegal.
Pese a provenir de Galicia (noroeste) -otra región con lengua cooficial, que presidió durante trece años-, Feijóo, según los analistas, no tiene intención alguna de modificar las principales posiciones del PP sobre Cataluña.
"Feijóo ha aprendido de la gestión que hizo del conflicto Mariano Rajoy y seguramente no lo gestionaría igual", estimó Ana Sofía Cardenal, profesora de Ciencias Políticas en la Universitat Oberta de Cataluña (UOC).
"Va a intentar aplacar los ánimos con buenas palabras, pero resolver los problemas de fondo no los va a resolver", agregó.
- "Movilización" -
A pesar de que el secesionismo -ahora fracturado por divisiones internas- no tiene el vigor de hace seis años, una victoria de la derecha podría reactivarlo.
Especialmente si el PP tuviera que gobernar en coalición con los ultraderechistas de Vox, enemigos frontales del independentismo.
"Ante la ola reaccionaria, Cataluña será un bastión de defensa de los derechos y de las libertades", aseguró el viernes el presidente catalán, el independentista moderado Pere Aragonès, que volvió a pedir una "movilización" de los catalanes.
Según la última encuesta del organismo regional de opinión, un 42% de los catalanes optaría por la independencia en caso de tener que elegir y un 52% se pronunciaría en contra.
Unas cifras que marcan un reflujo del independentismo respecto a octubre de 2017, cuando un 49% de los catalanes se decían favorables a la separación de España, frente a 43% en contra.
Una confrontación desde Madrid podría reavivar las tensiones.
"Si el PP toma medidas contra la escuela catalana, que es uno de los símbolos, contra el idioma [catalán], esto podría rearmar moralmente al independentismo y por lo tanto, volver a una situación como la que habíamos vivido en años anteriores", sostiene Ernesto Pascual, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
L.Hoffmann--LiLuX