Camilo, el camino a la paz entre un paramilitar y un exguerrillero en Colombia
Por primera vez, el comandante Camilo aparece ante las cámaras, vistiendo camuflado militar y pasamontañas con estampado de calavera. Su ejército paramilitar, las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN), le ha dado un respiro a la política de paz del presidente y exguerrillero Gustavo Petro en Colombia.
De fusil en mano y radioteléfono cerca al pecho, el cabecilla de 30 años atiende una entrevista única con la AFP. Lo acompaña su círculo de seguridad más cercano en la montaña pegada a Santa Marta (norte), la más alta del mundo al borde del mar (5.770 msnm), donde en 2020 nació la organización ilegal de la que es el "líder político y militar".
Oenegés denuncian que los llamados "conquistadores" siembran terror en esta cadena montañosa junto al Caribe, declarada reserva de la biosfera por la Unesco y poblada por indígenas. La justicia requiere a sus combatientes por crímenes contra líderes comunitarios, extorsión y otros delitos.
Y aunque nacieron siguiendo los pasos de los escuadrones de derecha que combatían a las guerrillas en medio del conflicto, hoy dialogan con un antiguo rebelde, el presidente Gustavo Petro, en una de las pocas negociaciones de paz que avanza sin traspiés.
Petro incluyó a las ACSN dentro del paquete de cinco grupos armados más relevantes del país.
El 31 de diciembre el mandatario anunció un cese al fuego bilateral por seis meses con todos ellos, pero tres de las treguas se rompieron y pusieron en jaque a la "Paz Total", la política con la que pretende extinguir el conflicto armado.
Solo se mantuvieron en pie los pactos de no agresión con guerrilleros de la Segunda Marquetalia, que abandonaron el acuerdo de paz con las FARC de 2016, y las ACSN, que según sus propios cálculos tienen unos 1.100 combatientes.
Otras organizaciones "han violado al cese a las hostilidades, pero (nosotros) nos hemos mantenido cuerdos, firmes en la decisión", dice Camilo, quien asegura ser un soldado retirado que combatió por 12 años en la fuerza pública.
"Seguimos todavía en pie de lucha, comprometidos con la Paz Total del presidente Petro, pero esperando avances", agrega el comandante paramilitar de anillos, cadena y brazalete en oro. Hombres jóvenes, armados y de rostro cubierto con pañoletas negras vigilan de cerca.
-"Líder mundial de la paz"-
El cese al fuego del gobierno se hundió con el Clan del Golfo, el principal cartel de la cocaína, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Estado Mayor Central (EMC), la facción más poderosa de las disidencias de las FARC.
Petro enfrenta dificultades para llegar a acuerdos con grupos rebeldes con quienes se presumía iba a sostener negociaciones más amables que otros gobiernos.
El primer presidente de izquierda en la historia del país es un exguerrillero que dejó las armas en 1990 al firmar la paz.
Pero los rebeldes del ELN rechazaron su oferta de tregua y de enero a abril atacaron 32 veces a la población civil y a la fuerza pública. Solo hasta el 6 de julio finalmente se acogieron a un cese. Los del EMC rompieron el acuerdo con el asesinato de cuatro menores indígenas.
En cambio los paramilitares de las ACSN son el grupo que más ha respetado la tregua, con tres violaciones, según el sistema de verificación de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Camilo, según cuenta, perteneció a unidades 'contraguerrilla' del ejército que intentaron acabar con los rebeldes en medio de la conflagración que empezó a mediados del siglo XX.
Ahora halaga al presidente como "un líder mundial de la paz".
"Pienso que es la persona más capacitada en este momento que tiene Colombia, a través de toda su trayectoria política, para hacer la paz", dice.
-Políticos-
Los picos helados de la Sierra Nevada son codiciados por el crimen. En la década de 1970 el coloso estaba repleto de marihuana. Luego la coca, la planta base de la cocaína, atrajo a las FARC.
Los habitantes se unieron para expulsar a plomo a los guerrilleros y formaron el Bloque Resistencia Tayrona, que se desmovilizó en 2006 junto a todas las estructuras paramilitares del país.
Camilo dice inspirarse en el legado de aquellos grupos, cuyos cabecillas fueron extraditados a Estados Unidos.
Ahora, el comandante confía en que Petro los reconozca como un grupo político, aduciendo su "trabajo social", como la construcción de carreteras y escuelas en zonas donde el Estado no llegó.
El gobierno aún no define si les dará un trato de ese tipo. Una ley ideada para regular el desarme de todas las organizaciones está encallada en el Congreso tras meses de debates.
"Es algo muy complejo, pero deberíamos iniciar (los diálogos) para que a lo largo del camino se vea pues qué decisión tomarían", señala Camilo.
R.Thill--LiLuX