La buena marcha de la economía española que Sánchez pena por capitalizar
A diferencia de otros vecinos europeos, en España se suceden las buenas noticias económicas: crecimiento robusto, empleo dinámico e inflación controlada, un panorama halagüeño al que sin embargo no saca provecho el socialista Pedro Sánchez, detrás en las encuestas para las legislativas del domingo.
La frase "[es] la economía, estúpido" fue acuñada en 1992 por un estratega del entonces candidato demócrata y futuro presidente estadounidense Bill Clinton, para significar que en una campaña lo importante es la economía.
Pero este enunciado parece no resonar en España, donde la izquierda sufrió una sonada derrota en las municipales del 28 de mayo, una debacle que llevó a Pedro Sánchez a adelantar las legislativas para el 23 de julio. Y los sondeos auguran que se impondrá la derecha.
Una situación "paradójica", teniendo en cuenta que "la economía española va bastante bien", sobre todo "si se compara a otros países de la Unión Europea, como Alemania", señala a la AFP Omar Rachedi, profesor de Economía en la escuela de comercio española Esade.
Fuertemente vapuleado por la pandemia de covid-19 a causa de su dependencia del turismo, el PIB español cayó un 11,3% en 2020, un récord en Europa. Pero ha ido recuperando terreno perdido, con un crecimiento de 5,5% tanto en 2021 como en 2022 y un 2,3% previsto para 2023 por el Banco de España.
"España está capeando mucho mejor que el resto de Europa el complejo escenario internacional", subrayó recientemente la ministra de Economía, Nadia Calviño, quien atribuyó esta tendencia a las reformas aprobadas durante cinco años por el gobierno de izquierda.
- "Como una moto" -
Desde 2018, el Ejecutivo de Sánchez ha subido el salario mínimo, hasta entonces entre los más bajos de la UE, en más de un 50%. Para frenar la escalada de precios, también incrementó las ayudas para mejorar el poder adquisitivo de las personas, por un total de 47.000 millones de euros (unos $52.500).
Estas medidas, aunadas a un límite en los precios de la electricidad, ayudaron a reducir la inflación al 1,9% en junio desde el pico de 10,8% que se alcanzó el verano pasado y el 5,5% actual para el conjunto de la zona euro.
"La economía española va como una moto", se felicitó Pedro Sánchez en julio, queriendo decir que iba sobre ruedas. Resaltó "el dinamismo del empleo", con 426.000 puestos de trabajo creados en el primer trimestre del año, sobre todo en el sector turístico.
Cifras de las que se jacta el gobierno, comparando su gestión de la crisis sanitaria con la que el Partido Popular (PP, conservadores) hizo de la crisis de principios de la década de 2010, marcada por una severa austeridad y un desempleo récord.
- "No se nota" -
¿Cómo se explica que estos buenos indicadores no se traduzcan en apoyo en las urnas? Para Omar Rachedi, hay que matizar la situación.
"España tiene un crecimiento fuerte" pero ha sido "uno de los últimos países en recuperar el nivel de PIB pre-covid", recuerda el economista. Además, la recuperación no beneficia uniformemente a la población, a causa de "problemas persistentes", señala.
Si bien la inflación global se ha desacelerado, para junio los precios de los alimentos habían aumentado más del 10% en un año. Igual la vivienda, con un incremento en los alquileres y en las tasas de interés de las hipotecas, en un país donde estas en su mayoría se calculan a tasa variable.
Y los precios de la vivienda y los alimentos son a los que el electorado les "suele dar más importancia", dice Rachedi.
Los españoles de recursos modestos, sobre todo jubilados con pensiones bajas, lo sienten con fuerza.
Según el Banco de España, a 1,6 millones de familias les es difícil hacer frente a sus gastos básicos, es decir, 300.000 más que antes de la guerra de Ucrania, que provocó fuertes presiones inflacionistas.
"Llegar a fin de mes cada vez cuesta más", admite a la AFP María Dolores Carretero, ama de casa de 55 años, en el mercado popular de La Almudena, este de Madrid. "A la hora de la compra, no se nota" que la inflación haya bajado, dice.
Una opinión compartida por Rafael Vázquez, vendedor de frutas y verduras de 31 años. "Los sueldos son muy bajos" y "con 1.000 euros no pasas el mes, si pagas hipoteca, luz", concluye.
F.W.Simon--LiLuX