Yolanda Díaz, la comunista que espera reactivar a la izquierda radical española
Con una apuesta por el "diálogo" frente al "ruido", la candidata de la izquierda radical española, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pretende movilizar a este sector en las legislativas del domingo, gracias a su personalidad afable y su discurso unificador.
Atrás han quedado -al menos en teoría- las divisiones que sacudieron en los últimos meses a la izquierda de la izquierda española, integrante del gobierno de coalición liderado por el socialista Pedro Sánchez, y especialmente a su principal formación, Podemos, debilitada por su retroceso electoral en las elecciones locales del 28 de mayo.
"Lo importante es que nos demos la mano, dialoguemos", indicó Yolanda Díaz, una abogada de 52 años afiliada al Partido Comunista español (PCE), al exponer en primavera su visión: "la política va de esto: de no hacer ruido o montar estropicios, sino de mejorar la vida de la gente".
La número tres del gobierno de Pedro Sánchez, que creó su propio partido llamado "Sumar", consiguió en parte su objetivo al lograr el apoyo de 15 formaciones, incluida Podemos, para constituir una candidatura conjunta de la izquierda radical para las legislativas del 23 de julio, a las que la derecha llega como favorita en los sondeos.
Una primera victoria para esta gallega que en tres años pasó de ser prácticamente desconocida a convertirse en la dirigente política mejor valorada por los españoles, según el último barómetro del instituto público de sondeos CIS. Una posición que Díaz asegura recibir con mesura, ya que dice no estar preocupada por "las medallas".
- Negociadora -
Nacida en 1971 en Fene, muy cerca de Ferrol, una localidad obrera de Galicia (noroeste de España), de donde era el exdictador Francisco Franco, esta especialista en derecho del Trabajo se dio a conocer acudiendo a las reuniones políticas con su bebé en brazos, a comienzo de la década pasada.
Pero fue su nombramiento como ministra de Trabajo en 2020 lo que la colocó en la primera línea nacional, antes de que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, le confiara las riendas de la izquierda radical 18 meses después, cuando decidió retirarse de la vida política.
"Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España", indicó entonces Iglesias.
En solo tres años, esta hija de un importante dirigente sindical se abrió un hueco en el paisaje político, gracias a su carácter afable y a su sentido del compromiso, elogiado también por los agentes sociales -incluida la patronal-, pese a su desacuerdo de fondo sobre los temas.
Esa perseverancia en el diálogo le permitió lograr un importante acuerdo sobre el desempleo parcial durante la crisis del covid, además de un alza del salario mínimo o la aprobación de una reforma laboral destinada a reducir la precariedad.
- "Cambio de imagen" -
La ministra -que realizó un marcado cambio de look en los últimos años, pasando de morena a rubia y apostando ahora por trajes y vestidos más sofisticados- se esfuerza por capitalizar esos logros, potenciando su imagen de tenaz negociadora, responsable y pragmática.
A diferencia de los dirigentes de Podemos, que no han dudado en criticar a sus socios socialistas, esta madre de una joven adolescente ha tratado de evitar el enfrentamiento con el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
Díaz, que pelea la tercera posición con la extrema derecha de Vox en los sondeos, afirmó además querer dirigirse a "la sociedad en su conjunto", y no solamente a los militantes de izquierda.
Esta estrategia no impide a la ministra -quien enfrió sus relaciones con algunos pesos pesados de Podemos tras su veto a la presencia de la ministra de Igualdad, Irene Montero, pareja de Pablo Iglesias, en las listas electorales- de anclar claramente su programa en la izquierda.
Los sectores económicos han mostrado su reticencia a Díaz preocupados por el elevado coste de su programa, y especialmente por una de sus propuestas estrella: la concesión de una herencia universal de 20.000 euros para todos los jóvenes, evaluada en 10.000 millones de euros (unos 22.400 dólares), y que estaría financiado en parte por un nuevo impuesto sobre la fortunas.
Esta medida es necesaria para que "los jóvenes tengan las mismas oportunidades sin depender de dónde hayan nacido", defendió de su lado Díaz.
P.Weber--LiLuX