En la nueva batalla de Bajmut, la ayuda occidental se echa de menos
Camuflada en un bosque, una unidad de soldados ucranianos necesitó tres intentos para efectuar un disparo de artillería contra las fuerzas rusas en Bajmut, a causa de su viejo equipamiento soviético. "Nos gustaría tener algo más reciente", dice el comandante.
El tercer intento ha sido el bueno, después de que el mecanismo se engatillara dos veces y les impidiera lanzar su obús.
Cuando una voz anuncia por walkie-talkie que el objetivo ha sido alcanzado, los soldados gritan de contento.
"Claro que nos gustaría tener algo más reciente, más moderno, para poder entrar y salir (a cubierto) rápidamente. Pero con las máquinas que tenemos, no es el caso", explica el comandante de la unidad, que responde al nombre de guerra de Bes, "demonio" en ucraniano.
En la batalla de artillería que libran Rusia y Ucrania desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, la velocidad es fundamental. Cada disparo expone la posición de una unidad, y la réplica es casi inmediata.
Para algunas unidades, el armamento occidental moderno no es más que un sueño. Su equipamiento es en muchos casos de los años 1970, resulta difícil de manejar y a menudo se avería.
"En nuestra parte del frente, el apoyo occidental no ha tenido ninguna incidencia", abunda el soldado Valeri, un ex estibador de 48 años. "Seguimos usando viejas armas soviéticas, y los misiles también son viejos".
Y sin embargo, alrededor de Bajmut, una ciudad industrial capturada por las fuerzas rusas en mayo tras meses de asedio, el ejército ucraniano afirmó haber recuperado terreno en las últimas semanas.
Unos éxitos de los que se enorgullece el soldado Alex, por las dificultades que afrontan.
"Alcanzamos alrededor del 80% de nuestros objetivos", sonríe este soldado de 27 años. "Tal vez no al primer intento, pero en general al tercero".
- "Como al principio de todo" -
Las zonas de envío de las armas occidentales son un secreto bien guardado, aunque es bien conocido que Kiev quiere romper el corredor terrestre que conecta Rusia con la anexionada península de Crimea.
En el este del país, Bajmut tiene un interés más simbólico que estratégico.
Desde que la ciudad cayó en manos rusas, al término de casi un año de batalla, el ejército ucraniano se posicionó en sus alrededores y empezó a hostigar a las fuerzas de Moscú, con el objetivo de recuperar en algún momento la localidad.
Bes, el comandante de la unidad de artillería, se muestra prudente: "parece que hemos empezado a hacerlo mejor, y los rusos están más tranquilos. Pero en cuanto a terminar antes del final del verano, no puedo asegurar nada".
Aunque no lo digan en voz alta, los soldados ucranianos temen que este verano sea la última oportunidad de romper las defensas rusas, que han demostrado su solidez desde que Kiev emprendió a comienzos de junio su contraofensiva.
La otra cuestión es si Occidente, y en particular Estados Unidos, seguirá ayudando a Ucrania mucho más tiempo. Si no es el caso, toda la presión recaerá sobre los combatientes ucranianos, motivados pero agotados.
Con o sin armas occidentales, Volodimir asegura que nada cambiará. A sus 33 años, ha celebrado su tercer cumpleaños consecutivo en la línea de frente.
En su primer aniversario, Ucrania libraba entonces una guerra de menor intensidad contra los separatistas prorrusos en el este. Moscú decía en ese momento que no tenía soldados desplegados en el país vecino.
Con una voz suave, Volodimir recuerda cómo el ejército ucraniano repelió el asalto ruso a Kiev, las primeras semanas de la invasión lanzada en febrero de 2022.
La ayuda occidental era casi inexistente entonces, y muchos ucranianos combatieron con lo que tenían a mano.
"Si dejan de entregarnos armas y misiles, creo que seguiremos luchando hasta el final", asegura Volodimir mientras limpia su fusil. "Como al principio de todo".
J.Faber--LiLuX