La amargura e incredulidad de la derecha española ante una victoria insuficiente
Los militantes del Partido Popular español no daban crédito este domingo por la noche al darse cuenta de que su victoria en las elecciones parlamentarias es insuficiente, y la izquierda y su detestado líder Pedro Sánchez podrán gobernar de nuevo.
"No me lo puedo creer, no me lo puedo creer", repetía consternada a la AFP Concha Peña, una madrileña de 70 años que se había acercado a la sede del PP en Madrid y que finalmente no pudo festejar mucho.
A medida que los resultados aparecían en la pantalla, la septuagenaria se frotaba los ojos, ella que creía en un maremoto de la derecha.
El PP de Alberto Núñez Feijóo, al que todos los sondeos daban como vencedor, se impuso por un margen muy estrecho, 136 diputados por los 122 de los socialistas de Pedro Sánchez, pero este está en mejor disposición de llegar a acuerdos que le den los diputados que le faltan para la mayoría absoluta de 176.
"No me lo esperaba, no me lo esperaba, me lo tengo que tragar cuatro años más", dice Carmen Rodríguez de la Cruz sobre Pedro Sánchez, un político particularmente detestado entre la derecha.
"No sé qué quieren los españoles", se preguntaba esta mujer especialmente venida de las lejanas islas Canarias, total "para ver esto", se lamenta.
Núnez Feijóo sale al balcón, y asegura que la guerra no está perdida.
"Como candidato del partido más votado, creo que mi deber" es "intentar gobernar nuestro país", lanza a los militantes, que se lo agradecen con aplausos.
- "Imposible" -
Begona Valcarce, una ejecutiva de 49 años, dice que lo ocurrido este domingo es "imposible", dados todos los sondeos que auguraban una victoria clara y suficiente de Feijóo.
"Es imposible", el Partido Popular "debería haber sacado mucho más", estima Valcarce, sospechando de "métodos chavistas" en el recuento de los votos, en alusión al antiguo líder venezolano Hugo Chávez.
Un animador se esfuerza desde el micrófono por animar a la gente.
"¡Esto es una fiesta, esto es un triunfo!", exclama, entre una multitud circunspecta.
En la sede del partido de extrema derecha Vox, que esperaba entrar en un gobierno de coalición liderado por el PP, el humor es pésimo, y abundan los insultos a Sánchez.
Por si fuera poco, el partido ha pasado de los 52 diputados de 2019 a los 33 de ahora, pero Carmen, de 65 años, que no quiere dar su apellido, no lamenta haber venido.
"Soy afiliada de Vox y he venido a apoyar a pesar de los resultados", explica. "A ver si salen y nos dicen hola, adiós y vamos a casa a descansar".
El líder de Vox, Santiago Abascal, finalmente sale a hablar, pero a diferencia de Feijóo, no muestra optimismo.
"Pedro Sánchez, aún perdiendo las elecciones (...) podría incluso ser investido con el apoyo del comunismo, del separatismo golpista y del terrorismo", sentencia, aludiendo a la izquierda radical, y a los independentistas catalanes y vascos.
B.Diederich--LiLuX