Republicano sufre estrés postraumático tras amenazas del trumpismo en EEUU
En la comodidad de su despacho en Arizona, al ferviente republicano Bill Gates todavía le cuesta aceptar su diagnóstico de estrés postraumático. Pero las extraordinarias elecciones de 2020 marcaron un antes y un después en su vida.
Gates integraba la junta electoral de Maricopa cuando el demócrata Joe Biden venció a Donald Trump en esas presidenciales.
Al no sucumbir al discurso conspirativo de Trump y validar su derrota en el condado más poblado de este estado, el político se volvió blanco de amenazas que escalaron al punto de llevarlo al colapso psicológico.
Gates, al igual que muchos otros funcionarios electorales en Estados Unidos, empezó a vivir una pesadilla que jamás imaginó que atravesaría solo por ejercer su trabajo y defender la democracia.
"Mi terapeuta me dijo: 'Sufres estrés postraumático. No te han baleado, pero has vivido un trauma importante, de forma muy pública", recuenta.
"Tu integridad es algo muy importante para ti, y fue cuestionada a diario, (...) tu familia y tú fueron amenazados".
Joe Biden aventajó a Trump por unos 10.000 votos en Arizona en las presidenciales de 2020. A partir de ahí, Trump lanzó teorías conspirativas sobre un fraude que fueron replicadas por doquier.
La junta electoral del condado de Maricopa, que Gates había presidido en el pasado, se volvió foco de los ataques. En la época, sin embargo, sus miembros resistieron a las presiones y certificaron el resultado que daba la victoria a Biden.
- "Traidor" -
Tachado de "traidor" por su propio partido, el conservador que cosechó décadas de carrera en el seno republicano fue acosado incansablemente, a pesar de que todas las auditorías e investigaciones judiciales concluyeron que no hubo fraude en Arizona.
"Las amenazas de muerte se volvieron un ruido de fondo constante", dijo Gates, de 51 años, en entrevista con la AFP.
"Recibimos algunas de las amenazas más viles que te puedas imaginar, una persona tuiteó que deberían violar a nuestras hijas".
Su familia ha tenido que abandonar su casa varias veces por las amenazas.
Gates se sintió "traicionado" y resentido con muchos de sus antiguos aliados políticos.
El abogado, formado en Harvard, explotó en mayo de 2022 después del funeral de una amiga republicana.
Durante la recepción que se celebró después del funeral, se desahogó a los gritos con un amigo cercano reclamando la falta de apoyo de otros colegas del partido durante el duro momento que atravesó.
Al día siguiente, su esposa Pam le pidió que fuera a terapia. Ella afirma que Gates, quien había perdido el sueño, el apetito y el sentido del humor, y que a veces lloraba en las entrevistas, estaba irreconocible.
"Estaba lleno de rabia", reflexiona ahora Gates. "Me sentía físicamente como una caricatura, como si estuviese rojo por dentro".
- "Preocupado" por 2024 -
Gates nunca había ido a terapia antes de este duro episodio. Sin embargo, encontró en la ayuda psicológica una valiosa herramienta para canalizar lo que había ocurrido.
"No puedo controlar el hecho de que algunos de mis compañeros republicanos piensen que soy un traidor, o que otros simplemente fueran demasiado cobardes para defenderme".
Gracias a las sesiones con su terapeuta, ha podido atravesar otras turbulentas elecciones en Arizona.
En noviembre de 2022, durante los comicios de mitad de mandato algunas de las máquinas de votación registraron problemas técnicos en el condado de Maricopa.
Derrotada por un estrecho margen, la candidata republicana Kari Lake para la gobernación se negó a reconocer el resultado, y lanzó nuevas denuncias de supuesto fraude electoral.
La justicia desestimó las afirmaciones.
"No se privó a nadie de su derecho al voto", dijo Gates, en sucesivas ruedas de prensa.
En su puesto, aún tiene que supervisar las elecciones presidenciales de 2024, para las que las encuestas pronostican un nuevo enfrentamiento entre Trump y Biden.
Frente a este escrutinio, el republicano sigue "preocupado" por el ambiente envenenado y la desinformación en materia electoral que persisten en Estados Unidos.
En el plano personal, ahora que ha roto el silencio sobre la salud mental, un tema tabú en la esfera política, insta a sus colegas a no ignorar el impacto psicológico que este trabajo ahora conlleva en Estados Unidos.
"Muchos otros trabajadores electorales han pasado por lo mismo que yo", dijo haciendo hincapié en el incremento de jubilaciones anticipadas y renuncias en este tipo de puestos en las juntas electorales del país.
Uno de cada cuatro funcionarios electorales locales ha recibido amenazas de violencia, según una encuesta publicada en noviembre por el Fondo para la Democracia.
R.Decker--LiLuX