Salvar el "made in Germany", la urgente misión del canciller Scholz
¿Se convirtió Alemania en el nuevo "hombre enfermo" de Europa? El temor al declive económico domina el inicio del nuevo curso en la primera economía europea y pone bajo presión al gobierno de Olaf Scholz.
El antiguo motor de la Unión Europea (UE) debería ser el único gran país industrial que sufra una recesión en 2023, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero los remedios no convencen unánimemente en la coalición del canciller alemán.
- ¿Qué va mal? -
La economía alemana atraviesa un bache. Se estancó entre abril y junio, tras dos trimestres consecutivos de retroceso del PIB, según datos definitivos publicados el viernes.
Cuando las exportaciones y la industria tosen, toda Alemania se resfría. Estos dos pilares del "made in Germany" son especialmente sensibles a la subida de precios, tasas de interés y las dificultades de la economía china, principal socio comercial de Alemania.
"Cerca del 50% de nuestro PIB procede de las exportaciones. Las exportaciones nos enriquecieron (...) pero cuando la economía mundial se debilita, Alemania sufre más que los demás", explicó al semanal Die Zeit Robert Habeck, ministro de Economía.
A ello se añade el choque energético sufrido por empresas alemanas que compraban gas ruso barato, sustituido por proveedores más caros desde la invasión de Ucrania.
- ¿Sobre qué debate el gobierno? -
La coalición alemana, formada por los socialdemócratas, los verdes (que poseen la cartera de Economía) y los liberales (al frente del Ministerio de Finanzas), ha dado muestras de divisiones.
Habeck aboga por congelar hasta 2030 los precios de la electricidad para las industrias que más la consumen, subvencionando sus gastos.
La medida, estimada en 20.000 millones de euros, buscaría mantener la competitividad de ciertos sectores, mientras se desarrollan la energía solar y eólica.
"Es impensable intervenir directamente en el mercado distribuyendo subvenciones", respondió Christian Lindner, ministro de Finanzas (liberal), una posición que comparte Scholz.
Lindner apuesta por bajar impuestos a las empresas.
Pero la semana pasada, un paquete de recortes fiscales de 6.000 millones de euros quedó bloqueado en el Consejo de ministros por el arrebato de una ministra ecologista.
"¡La coalición de nuevo cerca de romperse! Qué mal comienzo tras las vacaciones de verano", criticó el diario Bild.
- ¿Qué aconsejan los economistas? -
"El problema de Alemania no es coyuntural, sino estructural", explicó Marcel Fratzscher, director del instituto económico DIW Berlín.
Alemania necesita un "programa de transformación a largo plazo, con una ofensiva inversora, una amplia desburocratización y un refuerzo de los sistemas sociales", detalló en un análisis.
La incertidumbre sobre el coste de la energía a medio plazo, las engorrosas normativas, la falta de mano de obra cualificada y la lenta digitalización frenan a las empresas del país.
"Los recortes fiscales o los programas tradicionales de estímulo no son medidas acertadas en esta situación", indicó Sebastien Dullien, economista de tendencia socialdemócrata.
- ¿Es tan grave la situación? -
Ante los titulares alarmistas, los expertos intentan apaciguar los ánimos.
"Alemania es como un cuarentón que tuvo éxito durante mucho tiempo, pero que ahora debe reorientarse profesionalmente", argumenta Clemens Fuest, del instituto económico Ifo.
Difícil pero no imposible, según Holer Schmieding, economista de Berenberg. A diferencia del periodo 1995-2002, cuando Alemania fue el enfermo de Europa, "muchos actores del gobierno y la oposición están hoy de acuerdo (...) sobre la necesidad de grandes cambios".
Además, el país casi no tiene desempleo.
Scholz rechaza los discursos fatalistas. "No hay que ennegrecer el panorama y crear artificialmente una crisis", declaró recordando que el gigante estadounidense de semiconductores Intel eligió Alemania para una gran inversión.
R.Schiltz--LiLuX