El 'caso Rubiales' o la revuelta en España contra el machismo "de siempre"
El terremoto por el caso del beso forzado de Luis Rubiales, visto como el 'MeToo' del fútbol español, demuestra, según expertos, que el machismo ya no tiene cabida en este país, un referente en materia de feminismo.
"¿Un pico consentido es para sacarme de aquí?", preguntó el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) el viernes, incrédulo ante el escándalo desencadenado por el beso que le plantó en la boca a la jugadora Jenni Hermoso durante las celebraciones por el triunfo de España en el Mundial, el 20 de agosto en Sídney.
Negándose a dimitir pese a la catarata de críticas y pedidos para que se apartara del cargo, Rubiales atacó el "falso feminismo" y dijo estar dando "una lección de vida" a sus tres hijas presentes en el público, en un discurso aplaudido por un auditorio compuesto en su mayoría por hombres.
- "Un macho a la antigua" -
Unas palabras, retransmitidas en directo al mundo entero, que impresionaron a Inés Alberdi, socióloga especialista en derechos de las mujeres.
"'Hombre, yo no la he violado', fue lo que vino a decir en el discurso" Rubiales, señaló esta antigua directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para las Mujeres, para quien el ahora suspendido jefe de la RFEF es "un macho a la antigua".
El escándalo, convertido en asunto de estado, "muestra la línea generacional y cultural entre profundas tradiciones de machismo y el progresismo más reciente que ha puesto a España a la vanguardia europea en cuestiones de feminismo e igualdad", escribió el New York Times, uno de los varios medios internacionales que se han ocupado del asunto.
Rubiales es un "machista de siempre", subrayó Marina Subirats, ex directora del Instituto de la Mujer, con un "vocabulario y un gesto como el tocarse los huevos (genitales)" en el palco al lado de la reina Letizia durante la final del Mundial.
Para la profesora de sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Aina López, la respuesta contundente de la sociedad española muestra que este caso marcará "un antes y un después".
Rubiales representa "una voz del pasado" que critica a "cierto feminismo" porque es consciente de "que ya no puede hablar mal del feminismo en general", señaló López.
Tras casos como la violación grupal de "La Manada" a una joven en 2016, respondida con una movilización multitudinaria de repulsa, este nuevo escándalo "obliga a la sociedad a plantearse ese tipo de comportamientos que no son cosas tan grandes" y preguntarse "si una mujer tiene que aguantar que un hombre la bese así", apuntó la experta.
El lunes, centenares de mujeres se manifestaron en el centro de Madrid al grito de "no es un pico, es una agresión" y la fiscalía abrió una investigación preliminar contra Rubiales por un "presunto delito de agresión sexual".
"Se acabó cualquier discriminación a las mujeres", zanjó este martes en rueda de prensa el ministro de Deporte, Miquel Iceta, quien saludó "una verdadera reacción social y deportiva que va a hacer de este país un país todavía mejor".
- "Gran cambio de paradigma" -
Pero un cierto machismo se niega a desaparecer y recientemente se rompió el consenso político que reinó por años en la lucha contra la violencia de género, con la irrupción del partido ultraconservador de extrema derecha Vox.
"Es más fácil cambiar una ley que una cultura", reconoció el lunes la delegada del gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, quien sin embargo se congratuló por un "gran cambio de paradigma" en el país, donde cada vez más se alza la voz contra aquellos que creen que tienen "el derecho a acceder al cuerpo de las mujeres".
España, "históricamente, ha sido un país muy machista y es la primera vez que una sociedad muy ampliamente se pone en contra y dice: 'No, esto no lo podemos admitir'. Está sirviendo de advertencia", concluyó Marina Subirats.
E.Klein--LiLuX