

Una disidencia del ELN entrega bombas como gesto de paz en Colombia
Una disidencia de la guerrilla colombiana ELN que negocia la paz con el gobierno entregó casi 600 bombas, que el presidente Gustavo Petro, en un acto público el sábado, ordenó destruir en una zona montañosa.
El traspaso de explosivos es un gesto de buena voluntad hacia la firma de la paz que promueve el mandatario izquierdista con los llamados Comuneros del Sur, un pequeño grupo con el que negocia desde septiembre como parte de su política de "Paz Total", un acercamiento que enfurece al Ejército de Liberación Nacional (ELN).
La entrega de material de guerra se formalizó en un coliseo de Pasto, capital del departamento de Nariño en el suroeste del país. Petro lideró el evento, al que asistieron diplomáticos, representantes de la OEA, de la Iglesia católica y del ELN.
Luego de una intervención de más de una hora, el mandatario ordenó a un oficial del Ejército que "proceda con la destrucción".
De inmediato apareció en una pantalla gigante la transmisión desde un área montañosa, donde estallaron 585 explosivos que traspasó el grupo insurgente a la oficial Comisión de Paz.
La embajadora de Países Bajos, Reina María Buijs, calificó de "hito" la entrega del material de guerra en el proceso de paz, del que su país es garante.
Royer Garzón, de los Comuneros del Sur, dijo que su grupo considera que "hay un hartazgo de la guerra (...), que la lucha armada está caduca".
Los guerrilleros liderados por alias HH promueven las mismas ideas del ELN pero están distanciados de sus cabecillas, que los consideran traidores.
El ELN, de inspiración guevarista, ve ilegítimas esas negociaciones y las usó como argumento para congelar sus propias conversaciones que avanzaban en paralelo con el gobierno. Sus comandantes tildan a HH como un infiltrado de la inteligencia de la fuerza pública.
HH dice que los Comuneros del Sur, de unos 300 miembros, son autónomos y que la cúpula del ELN no los representa.
Petro ha tropezado en su intento de hacer la paz con todos los grupos armados del país. Los diálogos con el ELN se suspendieron en enero, luego de que sus rebeldes asesinaran a decenas de personas en la frontera con Venezuela.
En medio de la peor crisis de seguridad del país en una década, el mandatario tampoco ha logrado entablar conversaciones con el Clan del Golfo, el principal cartel del narcotráfico.
También inició negociaciones con los disidentes de la extinta guerrilla FARC que no se acogieron al pacto de paz de 2016, pero los rebeldes se dividieron y solo una facción sigue sentada en la mesa.
H.Wagner--LiLuX